El candidato presidencial oficialista, Santiago Peña, triunfó ayer en las elecciones paraguayas y garantizó la continuidad del Partido Colorado, que ha estado en el poder desde hace más de 70 años.
Peña, considerado como el candidato de la continuidad, fue proclamado extraoficialmente presidente electo de Paraguay por su propio partido, apenas tres horas después de haber cerrado las casillas, en unos comicios que convocaron a más de 62% de los 4.7 millones de electores autorizados.
El presidente Mario Abdo felicitó a Peña en Twitter.
Según información oficiosa, Peña, de 44 años, se impuso con facilidad a otros 12 aspirantes, al acumular poco más de 43% del voto, por un 28% de su principal rival, Efraín Alegre, de la alianza de centro-izquierda Concertación Nacional.
Peña fue electo para cinco años, sin reelección.
Los comicios fueron dominados por las preocupaciones económicas, sobre todo, a partir de la pandemia y la inflación.
La economía paraguaya es de las más estables de Latinoamérica, pero su crecimiento fue de apenas 0.2% en 2022. La inflación fue de 8.1%.
Un 29.76 por ciento de los paraguayos viven en pobreza multidimensional, o sea con poco o ningún acceso a servicios como agua potable, electricidad, salud, seguridad laboral o educación.
Peña prometió “poner dinero en los bolsillos” de los paraguayos.
El partido está englobado en la Alianza Nacional Republicana, que parece haber logrado también una cómoda ventaja en los comicios para congreso (Senado y Diputados), gubernaturas y alcaldías.