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Obligado por sus circunstancias geopolíticas, Japón decidió casi triplicar su presupuesto militar en los próximos cinco años, para convertirse en el tercer país del mundo que más gasta en defensa, detrás de Estados Unidos y China.
Fue necesario un cambio a la Constitución que rige Japón desde los años 50 y que desde entonces incluía un apartado específico para proclamar su pacifismo.
En términos económicos implica pasar de 54 mil millones en 2022 a 150 mil millones de dólares en 2027, o sea una inversión de 2% anual del Producto Interno Bruto. Esto permitirá gastar unos 315 mil millones de dólares en lo que se define como “defensa multidimensional” y la adquisición de proyectiles crucero Tomahawk.
El cambio es significativo, porque se trata de la tercera economía mundial, de un país que fue protagonista de la Segunda Guerra Mundial y paralelamente de una sangrienta guerra en China.
Pero hoy, Tokio “se encuentra en medio del entorno de seguridad más severo y complejo”, según consideraciones públicas de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional (NSS), presentada en Tokio el 16 de diciembre.
Y China está en el centro de todo. “Las constantes intrusiones de China en las aguas territoriales de Japón, su rápida acumulación militar y el lanzamiento de 5 misiles balísticos a la zona económica exclusiva de Japón, en agosto, durante los ejercicios militares alrededor de Taiwán, todo se combinó para alcanzar el punto de inflexión para Japón”, dice David Boling, de Eurasia Group.
Se trata, dice Takahashi Yosuke, analista del grupo editorial Jane´s, de “un punto de inflexión” en la política de posguerra de Japón.
“Ya no es hablar, es hacer”, dice Boiling.
El cambio autoriza a que Japón obtenga, y pueda usar, capacidades ofensivas para atacar las bases de misiles enemigas en caso de una ofensiva armada en Tokio.
El tema lleva años en debate, de una erosión constante de la postura pacifista japonesa y el fortalecimiento y constante mantenimiento de sus fuerzas de autodefensa, así como de la creciente convicción de la necesidad de luchar junto a sus socios en la defensa colectiva, como Australia y Estados Unidos.
Hay tensiones concurrentes en la península coreana, donde la parte norte hace constantes pruebas con proyectiles balísticos que han llegado a caer en aguas japonesas y demandas chinas de soberanía por territorios adyacentes a sus costas.
China demanda soberanía, como en el caso de Taiwán, por considerar que es una provincia separatista y no un país independiente.