Benedicto XVI, de nombre secular Joseph Aloisius Ratzinger, murió este 31 de diciembre a la edad de 95 años. Fue el 265 papa de la Iglesia católica y séptimo soberano de la Ciudad del Vaticano.
Fue elegido Papa el 19 de abril de 2005 tras el fallecimiento de Juan Pablo II, sin embargo el 28 de febrero de 2013 renunció al papado tomando el título de Papa Emérito, pues señaló su intención de dedicarse a la oración y al retiro espiritual, desde entonces vivió en el convento Mater Ecclesiae en el interior de la Ciudad del Vaticano.
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Las campanas de la basílica repicaron por la muerte de Benedicto, mientras cientos de personas se acercaban a la plaza para recordar la figura de Joseph Ratzinger, un refinado teólogo ultraconservador, que escogió el nombre de Benedicto XVI tras ser nombrado al frente de la Iglesia Católica en 2005.
“Con pesar doy a conocer que el Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy a las 9:34 horas, en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. Apenas sea posible se proporcionará mayor información”, indicó en un comunicado el director del servicio de prensa de la santa sede, Matteo Bruni.
El Vaticano anunció también que el cuerpo del pontífice emérito será expuesto a partir del lunes en la basílica de San Pedro para ser venerado por los creyentes.
El pasado 28 de diciembre, el Vaticano confirmó que se había agravado el estado de salud del Papa Emérito “por el avance de la edad”, pero “la situación por el momento sigue bajo control” de los médicos. El Papa Francisco había pedido poco antes, “una oración especial” para Benedicto XVI, quien recordó que “estaba muy enfermo”.
Benedicto XVI fue el primer papa en renunciar al pontificado desde tiempos de Gregorio XII, a principios del siglo XV, ha salido en muy pocas ocasiones de los muros leoninos. Una vez para visitar a su inseparable hermano en el hospital y en junio de 2020 cuando viajó hasta Ratisbona para verlo de nuevo pocas semanas antes de que muriera.
¿Qué ocurrirá ahora que murió Benedicto XVI? No hay reglas sobre el papa emérito
La falta de unas normas sobre cómo organizar los pasos tras la muerte de un papa emérito, al no existir un estatuto sobre esta figura, causa incertidumbre sobre lo qué ocurrirá ahora que falleció el Papa Benedicto XVI,
El Papa Francisco afirmó recientemente en una entrevista publicada en el diario español ABC que “no se le había ocurrido tocar” un posible estatuto sobre la figura de un papa emérito: “Será que el Espíritu Santo no tiene interés en que me ocupe de esas cosas“, dijo entonces.
Los pasos que seguir después de la muerte del papa están descritos en la Constitución “Universi Dominici Gregis”, aprobada por Juan Pablo II en 1996, y salvo la apertura de un cónclave y la destrucción del anillo papal, además de otros pequeños detalles, parece que poco cambiará, aunque esos matices serán importantes.
Pero en el caso de Benedicto XVI, las disposiciones relativas a la apertura del testamento o cómo y cuándo celebrar el funeral, no serán tomadas por el camarlengo, quien actúa en caso de Sede Vacante, como se conoce el periodo sin pontífice, sino directamente por Francisco.
Todo indica que al igual que con el papa, se preparará el cadáver y se organizará una capilla ardiente, pero dentro del palacio pontificio, pues Joseph Ratzinger vive en el monasterio Mater Ecclesiae desde su renuncia, en el interior de los jardines vaticanos.
Se desconoce si será pública o privada, aunque Francisco ciertamente permitirá la veneración de los fieles en la basílica de San Pedro.
Con total seguridad, será la primera vez en la historia en la que un pontífice presida el funeral de su inmediato predecesor, pues Francisco celebrará la misa a la que, probablemente, serán invitadas las máximas autoridades de todos los países.
También se conocerá el lugar indicado por Benedicto XVI para ser enterrado, aunque con total seguridad será la cripta dedicada a los pontífices situada bajo la basílica vaticana, como ya reveló a su biógrafo, Peter Seewald.
Es posible que, como en el caso de los papas, también haya tres féretros, pero son detalles que nadie conoce, dado que se trata de la primera vez de un papa emérito.
Dos días antes de que su renuncia fuera efectiva, el 26 de febrero de 2013, el entonces portavoz vaticano, Federico Lombardi, anunció que tendría el título de “Papa emérito” o “Romano Pontífice emérito”, que seguiría siendo “Su Santidad Benedicto XVI”, que vestiría una sotana blanca más sencilla, sin la pequeña capa o “esclavina” sobre los hombros, y que no llevaría el anillo del pontífice, sino uno de obispo. Esto no estaba escrito en ningún documento.
Y es que tras su muerte seguirá faltando una reglamentación que evite importantes problemas de gestión en el Vaticano sobre la convivencia de dos papas, después además de que el papa alemán haya podido ser utilizado por un ala más conservadora de la Iglesia para atacar a Francisco.
“El Papa emérito, en los primeros años, fue utilizado por varios grupos para otras causas, especialmente dentro de la Iglesia, y con motivos no siempre transparentes”, lamentó Luis Badilla, director de la página que recoge información vaticana “Il Sismografo”, donde estimó “oportuno y necesario codificar la presencia de un exobispo de Roma”.
Para el periodista de Corriere della Sera Massimo Franco, que visitó varias veces a Benedicto XVI en su residencia Mater Ecclesiae y es autor del libro “Il Monasterio” sobre la convivencia de los dos papas, el hecho de no estar regulada la renuncia “es algo que en perspectiva puede ser desestabilizador para la Iglesia”.
“Es la gran laguna que hay que rellenar. El gran tema no afrontado en la Iglesia es saber si el gesto de Benedicto será único o el inicio de una praxis. Hay que pensar que un papa pueda dimitir, pero también cómo. Puede ser alguien que elija apartarse o que dimita diciendo que la Iglesia es irreformable”, señala.
Con información de AFP.