Comparta este artículo
Una mezcla de partículas sólidas, metales pesados y otros agentes contaminantes que descansan en el lecho del Great Salt Lake en Utah, Estados Unidos, corren el riesgo de evaporarse y formar grandes nubes tóxicas, apuntaron investigadores.
La desecación del lago, considerado uno de los más tóxicos del planeta por la concentración de contaminantes que posee, abre la posibilidad de enormes nubes de polvo que enturbiarían el ambiente a su alrededor.
“Es un desastre ecológico que puede convertirse en un desastre sanitario. Sabemos qué tan malas pueden ser para los humanos las tormentas de arena, la polución por partículas suspendidas y los metales pesados. La crisis es inminente”, apuntó Bonnie Baxter, directora del Great Salt Lake Institute en el Westminster College de Salt Lake City, Utah, en declaraciones a CNN.
A diferencia de muchos otros lagos en el mundo, el Great Salt Lake de Utah no se alimenta de afluentes de ríos o arroyos, los cuales pondrían en movimiento sus aguas y, de alguna manera, los limpiarían, pues es un cuerpo de agua construido por la lluvia, la nieve y el eventual deshielo de las cimas heladas.
Las altas temperaturas, la escasez de lluvias y la sobreexplotación de las aguas han provocado que parte del lecho del lago aparezca, lo que elevó las alarmas debido a la concentración de agentes contaminantes en el lodo que, de continuar la tendencia, eventualmente se secará, formando tormentas de arenas tóxicas.
Los investigadores señalan que, de no hacerse algo al respecto, en unos cinco años se podrían ver las primeras tormentas de arena en el área que rodea al Great Salt Lake, lo que afectaría a millones de personas de la región.
Una circunstancia similar se dio en California a principios del siglo pasado, cuando la desecación del lago Owens levantó nubes de polvo tóxico que obligaron a los habitantes de la ciudad de Keeler a abandonar sus hogares.
“Creo que una de las soluciones más económicas para el estado es comprar los derechos sobre el agua de algunos de los granjeros. Sé que algunos de los granjeros estarían de acuerdo, porque quieren ser parte de la solución. Ellos también viven aquí”, complementó Baxter.