Se fue y dejó a Keneth, su pequeño de cuatro meses, en brazos de su madre. El trabajo en el campo no era suficiente para cubrir las necesidades de su familia.
Para llegar (o salir) a Nuevo San Carlos hay que tener destreza en las piernas y equilibrio. Los caminos rodeados de arroyos que se desbordan con las constantes lluvias son una amenaza. La entrada a la pequeña choza de madera y láminas donde habita la familia Niz Barrios explica porque Denis tuvo el atrevimiento de salir en busca de un mejor empleo.
Pero Denis no lo logró, él es uno de los 53 migrantes encontrados muertos o moribundos en un remolque de camión, en Texas, el 27 de junio pasado.
Según las autoridades texanas, 22 de los víctimas eran de México, 19 de Guatemala, seis de Honduras y el resto no ha sido identificado.
La pesadilla para Doris Barrios apenas comienza. Llora y pide a gritos que las autoridades estadounidenses o guatemaltecas le dejen ver el rostro de su hijo. El día que recibió la noticia quiso acabar con su vida arrojándose a un auto en movimiento.
“Mi hijo se fue para salir adelante con su bebé, con su esposa y con nosotros, él se fue por una necesidad, porque mire cómo vivimos, aquí sólo se gana para el maíz”, explicó.
“Lo que yo quiero es que manden rápido a mi hijo. Ya nos dijo el gobierno de Guatemala que sí se murió, pero no sabemos más, no sabemos cuándo vendrá y lo único que queremos es velarlo, enterrarlo y no estar con más dolor, porque esta espera es muy dolorosa”, dijo su madre.
La última vez que la familia escuchó la voz de Denis fue el 27 de junio en la madrugada; a través de una llamada de WhatsApp. Su padre, Genaro Isaías, le pidió que se cuidara mucho y que avisara cada paso que diera al ingresar a Estados Unidos. Y así lo hizo, avisó que ya estaba en suelo estadounidense y que ahora abordaría un tráiler para seguir escondido en su ruta a San Antonio.
“Ya nos van a quitar los celulares papá, les llamo cuando me baje del tráiler”, fueron sus últimas palabras.
Los vecinos de la familia contribuyen con algo de dinero para lo que le espera a los dolientes en cuanto a gastos funerarios.
Sólo en el departamento de San Marcos, colindante con México, el gobierno de Guatemala ha reconocido que siete de los 19 cuerpos identificados como ciudadanos suyos son nativos de esta demarcación. Una cifra alta que evidencia la migración masiva de chapines desde este punto hacia México y, en consecuencia, a Estados Unidos.
La espera es dolorosa para estas familias, que piden a Joe Biden agilizar el regreso de sus seres queridos a sus hogares, de donde se fueron con una ilusión y ahora regresarán en un ataúd.