“Hay cosas peores en la vida que estar al frente de un Gobierno y que ese Gobierno sea derrocado” escribió François Bayrou, algunas horas antes de su despedida como primer ministro francés, al tener absoluta certeza de que perdería la moción de confianza.
Este lunes, en medio de su discurso de votación, el ex-primer ministro francés, François Bayrou, alertó sobre los peligros a los que se enfrenta la economía francesa: “Francia lleva 51 años sin tener un presupuesto equilibrado.”

“Damas y caballeros, ustedes tienen el poder de derrocar al Gobierno, pero no tienen el poder de borrar la realidad. La realidad seguirá siendo inexorable. El gasto seguirá aumentando, y la carga de la deuda, ya insoportable, se volverá más pesada y más cara”, siguió Bayrou.
Así fue como, en medio de un largo discurso lleno de reflexiones políticas y morales, el ex-primer ministro ha hecho un listado de “problemas urgentes”, además de diferentes “asuntos históricos” que han frenado el crecimiento del país.

Bayrou ha descrito a Francia como “una magnífica catedral que debe ser reconstruida para un pueblo que la merece”, prosiguió diciendo que “el mayor riesgo era no correr riesgos y dejar que las cosas siguieran sin cambiar nada, hacer política como siempre y alargar las cosas hasta que llegaran los daños irreparables”.

“Las deudas se acumulan. Cada año, gastamos más de lo que producimos. Un euro de déficit equivale a un euro más de una deuda estimada en 3,4 billones de euros en este preciso momento”, sentenció.
Por su parte, el presidente, Emmanuel Macron, parece estar dispuesto a dejar de lado a Bayrou para centrarse en el Partido Socialista (PS), lo que sería un intento desesperado por evitar las elecciones anticipadas que está reclamando tanto la izquierda como la derecha extrema.

Desde el inicio de su mandato en 2017, Macron no ha cedido el Gobierno a un socialista hasta ahora, que presuntamente tendría la intención de remplazar a Bayrou con un socialista, de acuerdo con el medio El mundo, este podría ser Olivier Faure.
La crisis que amenaza con precipitar la caída de François Bayrou se produce nueve meses después de la dimisión de Michel Barnier ante la imposibilidad de sacar adelante su propio presupuesto.

Pese a las críticas casi unánimes de extrema derecha a extrema izquierda, Macron calificó el acto de Bayrou como “audaz y valiente”. El presidente lo estuvo defendiendo durante gran parte del verano, pero su apoyo se fue debilitando cuando Bayrou ya no podía sustentar las cuentas.

