El presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó la modernización y reapertura de la prisión de Alcatraz, la famosa cárcel federal ubicada en una pequeña isla de California, cerrada hace seis décadas.
La cárcel, que será «ampliada sustancialmente», albergará a «los delincuentes más despiadados y violentos de Estados Unidos», escribió Trump el domingo en su plataforma Truth Social.

Alcatraz, convertida actualmente en una atracción turística, cerró en 1963 debido a los altos costos operativos después de estar activa solo 29 años, según la Oficina de Prisiones de Estados Unidos.
Ubicada a dos kilómetros de la costa de San Francisco y capacidad para solo 336 prisioneros, la cárcel albergó a varios criminales célebres, incluido Al Capone, el jefe de la mafia en la era de la prohibición de venta de alcohol, y fue escenario de muchos intentos de escape increíbles por parte de los reclusos.
Trump ha hecho de la represión de los delitos, en particular los cometidos por migrantes, un elemento central de su segundo mandato en la Casa Blanca, iniciado en enero.
«Cuando éramos una nación más seria, en tiempos pasados, no dudábamos en encarcelar a los criminales más peligrosos y mantenerlos alejados de cualquiera a quien pudieran hacer daño. Así es como se supone que debe ser», escribió Trump el domingo.
«No toleraremos más a estos delincuentes en serie que esparcen suciedad, derramamiento de sangre y caos en nuestras calles», aseguró.
«No es una propuesta seria»
La prisión entró en la cultura estadounidense tras la fuga en 1962 de tres presos, entre ellos Frank Morris, que sirvió de inspiración para la película «Fuga de Alcatraz», protagonizada por Clint Eastwood.
Fue cerrada el 21 de marzo de 1963, poco después de esta célebre fuga, porque su funcionamiento era tres veces más caro que el de cualquier otra prisión federal, según la Oficina de Prisiones.
Los principales gastos se debían al aislamiento físico de la isla, a la que había que llevar cada semana alimentos, suministros, combustible e incluso agua potable.
