La Tierra ha atravesado el verano más caluroso que se haya registrado en el hemisferio norte, con un calor récord que coronó una temporada de temperaturas brutales y letales, según la Organización Meteorológica Mundial.
El mes de agosto no solo ha sido el más cálido del año que los científicos tengan registro con equipos modernos, sino que también fue el segundo mes más caluroso de la historia, sólo superado por julio de 2023, anunciaron la OMM y el servicio climático europeo Copernicus.
Agosto fue casi 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit) más cálido que el promedio preindustrial, que es el umbral de calentamiento que el mundo está tratando de evitar, aunque a los científicos les preocupa mucho más un incremento en la temperatura a lo largo de décadas y no apenas durante un mes.
La temperatura de los océanos, que ocupan más del 70% de la superficie terrestre, fue la más elevada que se haya registrado, de casi 21º C (69,8º F), y se han batido marcas de temperaturas elevadas durante tres meses consecutivos, apuntaron la OMM y Copernicus.
Hasta ahora, 2023 es el segundo año más caluroso del que se tengan registros, por detrás de 2016, según Copernicus.
Los científicos atribuyen el constante calentamiento climático causado por el hombre a la quema de carbón, petróleo y gas natural, con la ayuda del fenómeno natural de El Niño, el cual calienta temporalmente partes del Océano Pacífico y altera el clima en todo el mundo. Normalmente, El Niño, que comenzó a principios de año, eleva las temperaturas globales, más aún en su segundo año.
Según el climatólogo Andrew Weaver, las cifras anunciadas por la OMM y Copernicus no son ninguna sorpresa, y lamentó que aparentemente los gobiernos no se toman suficientemente en serio el asunto del calentamiento global. Además, expresó su preocupación de que la población olvide el asunto una vez que los termómetros vuelvan a bajar.
“Es hora de que los líderes mundiales empiecen a contar la verdad”, dijo Weaver, profesor de la Escuela de Ciencias de la Tierra y los Océanos de la Universidad de Victoria, en Canadá. “No limitaremos el calentamiento a 1,5º C; no limitaremos el calentamiento a 2,0º C. Ahora tenemos que trabajar para evitar un calentamiento global de 3,0º C, un nivel de calentamiento que causará estragos en todo el mundo”.
Copernicus, una división del programa espacial de la Unión Europea, tiene registros que se remontan a 1940, pero en Gran Bretaña y Estados Unidos, los registros globales datan de mediados del siglo XIX y se espera que sus agencias meteorológicas y científicas reporten pronto que este verano ha batido todos los récords.
“Lo que estamos observando, no sólo los nuevos extremos, sino la persistencia de estas condiciones récord y el impacto que tienen tanto en la gente como en el planeta, son una clara consecuencia del calentamiento del sistema climático”, dijo el director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, Carlo Buontempo.
Los científicos han utilizado los anillos de los árboles, el núcleo de las masas de hielo y otros elementos para estimar que las temperaturas son más altas ahora de lo que han sido en unos 120.000 años. El mundo estuvo más caliente en otras ocasiones, pero eso fue antes de la civilización humana, los océanos tenían un nivel mucho más elevado y los polos no estaban helados.
Por el momento, las temperaturas diarias registradas en septiembre son más elevadas de lo que se haya registrado para esta época del año, de acuerdo con el sistema Climate Reanalyzer de la Universidad de Maine.
Mientras el aire y los océanos baten récords de calor, en la Antártida se registran nuevos mínimos de hielo marino, apuntó la OMM.
“La extensión del hielo marino antártico era literalmente extraordinaria, y la temperatura global de la superficie del mar volvió a alcanzar un nuevo récord”, indicó el secretario general de la agencia meteorológica de la ONU, Petteri Taalas, en un comunicado. “Vale la pena señalar que todo esto está ocurriendo antes de que veamos todo el impacto de calentamiento del fenómeno de El Niño, que normalmente se manifiesta en el segundo año tras su aparición”.
Los fuertes efectos de El Niño coincidieron con las temperaturas sin precedentes de 2016. La OMM presentó a principios de año sus predicciones que dejan entrever que dentro de los próximos cinco años la Tierra tendría un año en el que su promedio de temperatura será 1,5 Celsius más elevado que a mediados del siglo XIX. Cada año en o cerca de 1,5 grados es importante.
También pronosticó una posibilidad del 98% de romper el récord de 2016 antes de 2027.
La OMM dio a conocer el miércoles su más reciente boletín sobre clima y calidad del aire, destacando que el calor extremo, agravado por los incendios forestales y el polvo del desierto, ha tenido un impacto medible en la calidad del aire, la salud del ser humano y el medio ambiente.
El asesor científico de la OMM, Lorenzo Labrador, lamentó el deterioro de la calidad del aire a nivel mundial y señaló “una temporada récord de incendios forestales” en distintas partes del mundo, como el oeste de Canadá y Europa.
“Si las olas de calor se incrementan como resultado de El Niño, probablemente podríamos esperar un mayor deterioro de la calidad del aire”, puntualizó.
