De acuerdo con información de la NASA, un cráter de impacto se forma cuando un objeto como un asteroide o un meteorito choca con la superficie de un objeto sólido más grande como un planeta o una luna. Para formar un verdadero cráter de impacto, este objeto necesita viajar extremadamente rápido, muchas miles de millas por hora, y cuando este objeto sólido choca contra algo a estas velocidades súper rápidas, forma un cráter independientemente de cuán duro o fuerte sea.
Inmediatamente se vaporiza y crea enormes ondas de choque a través del suelo que derriten y recristalizan roca. Todo lo que queda es un gran agujero circular en el suelo y algunas rocas gravemente destruidas.
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Con base en la formación de cómo se forman estos agujero, científicos se dieron a la tarea de buscar por el mundo los cráteres más antiguos, pero para esto debían saber en qué condiciones podrían hallarlos, para eso, recurrieron al cráter más longevo que se conoce en la Tierra, sin embargo, al realizar estos estudios descubrieron algo en la superficie que los preocupó.
¿Es posible encontrar cráteres de hace millones de años?
Localizar en la superficie de la Tierra cráteres de impacto producidos hace más de 2 mil millones de añospuede ser una tarea realmente complicada debido a que estos se borran con el paso del tiempo por la erosión, fue la conclusión a la que llegó un nuevo estudio publicado en Journal of Geophysical Research Planets.
Los geólogos han encontrado evidencia de impactos, como eyecciones (material arrojado lejos del impacto), rocas derretidas y minerales de alta presión de hace más de 3 mil 500 millones de años. Pero los cráteres reales de hace tanto tiempo han permanecido lejos de la vista humana. Las estructuras de impacto conocidas más antiguas del planeta, tienen solo unos 2 mil millones de años. Es decir, falta que se descubran los que cayeron en el mundo hace 2 mil quinientos millones de años.
Sin embargo, el paso del tiempo y el natural proceso de erosión son los responsables de que no se conozcan, según Matthew S. Huber, científico planetario de la Universidad de Western Cape en Sudáfrica que estudia las estructuras de impacto y dirigió el nuevo estudio.
“Es casi una casualidad que las viejas estructuras que tenemos se conserven. Hay muchas preguntas que podríamos responder si tuviéramos esos cráteres más antiguos. Pero esa es la historia normal en geología. Tenemos que hacer una historia a partir de lo que está disponible”, dijo Huber en un comunicado.
Hoy en día, los geólogos pueden detectar cráteres ocultos y enterrados utilizando herramientas geofísicas, como imágenes sísmicas o mapas de gravedad y cuando los identifican comienza la búsqueda de restos físicos del proceso de impacto para confirmar su existencia, como eyecciones y minerales de impacto.
La tierra sufre una transformación constante
Pero lo que en realidad se cuestionaba Huber y su equipo era cuánto de un cráter puede ser barrido por la erosión antes de que desaparezcan sus últimos rastros geofísicos. Las últimas investigaciones al respecto, sugieren que 10 kilómetros de erosión vertical borrarían absolutamente todo, hasta las estructuras de mayor impacto.
Entonces para corroborar esta hipótesis, los investigadores excavaron en una de las estructuras de impacto conocidas más antiguas del planeta: el cráter Vredefort en Sudáfrica que mide unos 300 kilómetros de ancho y se formó hace unos 2 mil millones de años cuando algo, de aproximadamente 20 kilómetros de ancho, se estrelló contra la Tierra.
“Ese patrón es una de las últimas firmas geofísicas que aún es detectable, y eso solo ocurre en las estructuras de impacto de mayor escala”, explicó Huber. Debido a que solo quedan las capas más profundas de la estructura, los otros rastros geofísicos han desaparecido.
¿Es imposible encontrar cráteres antiguos?
Pero Huber quería saber cómo de confiables son esas capas profundas para registrar impactos antiguos desde una perspectiva mineralógica y geofísica y fue ahí cuando descubrió que la Tierra ha sufrido una transformación importante y todo por el proceso de la erosión.
“La erosión hace que estas estructuras desaparezcan de arriba hacia abajo”, menciona Huber. “Así que fuimos de abajo hacia arriba”.
Los investigadores tomaron muestras de núcleos de roca de al menos 22 kilómetros y analizaron sus propiedades físicas, buscando diferencias en densidad, porosidad y mineralogía entre rocas impactadas y no impactadas. También modelaron el evento de impacto y cuáles serían sus efectos en la física de rocas y minerales y lo compararon con lo que vieron en sus muestras. Lo que encontraron no fue alentador porque esto significaba que encontrar cráteres más antiguos en el mundo era ya algo prácticamente imposible.
“Ese no era exactamente el resultado que esperábamos. Nos tomó un tiempo entender realmente los datos. Diez kilómetros de erosión y toda la evidencia geofísica del impacto simplemente desaparece, incluso con los cráteres más grandes”, explicó Hubert.
Esta investigación resultó de otro modo exitosa, al menos para el cráter de porque los investigadores llegaron justo a tiempo antes de que la erosión desaparezca sus más antiguas partes. Por lo que ahora, las probabilidades de encontrar estructuras de impacto enterradas de hace más de 2 mil millones de años son bajas, así lo aclaró Huber.
“Para que un cráter de impacto arcaico se conserve hasta hoy, tendría que haber experimentado condiciones de conservación realmente inusuales”, concluyó Huber. “Pero entonces, la Tierra está llena de condiciones inusuales. Así que tal vez haya algo inesperado en alguna parte, así que seguimos buscando”, concluyó.