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Procedente de los confines del sistema solar, el cometa “C/2022 E3 (ZTF)” volvió a cruzar el cielo terrestre tras una larga ausencia de 50 mil años, y pudo ser visto a simple vista en lugares con poca contaminación lumínica durante los primeros dos días de febrero. Hoy te presentamos las mejores fotos que se tomaron durante este importante evento astronómico.
Es un pequeño cuerpo rocoso y helado, de un diámetro de apenas 1 km, descubierto en marzo de 2022 por el programa “Zwicky Transient Facility” (ZTF), que opera el telescopio Samuel-Oschin del Observatorio Palomar, en California. Fue detectado cuando pasaba por la órbita de Júpiter.
Todo un espectáculo
Cuando un cometa se acerca al Sol, el hielo que contiene su núcleo pasa al estado gaseoso y suelta una larga cola que refleja la luz del astro rey. Este rastro brillante es lo que se vio desde la Tierra.
Fue menos espectacular de todas maneras que Hale-Bopp (1997) o Neowise (2020), que eran mucho más grandes. Sin embargo, con un buen par de anteojos, o incluso a simple vista, se pudo vislumbrar en la noche con el cielo despejado y sin contaminación lumínica. Pasó entre las constelaciones de la Osa Menor y la Osa Mayor.
De dónde vienen los cometas
Según los modelos actuales, los cometas provienen o del cinturón de Kuiper, más allá de la órbita de Neptuno, o de la nube de Oort, una enorme zona teórica situada a casi un año luz del Sol, en el límite su campo gravitacional. Teniendo en cuenta su órbita, este cometa “proviene inicialmente de la nube de Oort”, de acuerdo con el astrofísico Nicolas Biver, del Observatorio de París-PSL.
Hace 50.000 años, el “C/2022 E3 (ZTF)” ya visitó el interior del sistema solar y pasó cerca de la Tierra. Esta vez probablemente “saldrá de una vez por todas del sistema solar”, indicó Biver.
Los científicos esperan aprender un poco más de la composición de los cometas, en particular gracias al poderoso telescopio espacial James Webb. “Vamos a observarlo por todos lados. No es el cometa del siglo, pero estamos contentos de poder observar cometas como éste cada uno o dos años, porque los consideramos como vestigios de la formación del sistema solar”, explicó el astrofísico.