La ceremonia para despedir formalmente al Papa Benedicto XVI fue afín a su personalidad: austera, sencilla y reservada, así lo aseguró el padre Eduardo Corral, secretario de la Dimensión de Educación y Cultura de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Cientos de sacerdotes, obispos, cardenales y miles fieles se han dado cita durante los últimos días para desear un próspero último viaje al extitular de la Iglesia Cristiana, quien dejó el cargo en 2013.
Comparta este artículo
Los restos del religioso, informó, fueron llevadas a su última morada: las catacumbas del Vaticano. En la ceremonia, comentó, donde solamente estuvieron su secretario y los que atienden este monasterio.
“Benedicto, fiel amigo”, fue cómo despidió Francisco a su predecesor.
El padre aseguró que este funeral es un acto poco habitual para la Iglesia, debido a que son pocas las veces en las que el líder de la fe cristiana haya renunciado a su cargo y mucho menos frecuentes los momentos en los que su sucesor se haya encargado de la ceremonia
El legado de Benedicto XVI
El Papa Benedicto dedicó sus últimos días para la reflexión y para la escritura de tres libros en los cuales se encargó de hablar de la vida y obra de Jesús.
“Tiene dos referentes fundamentales, la verdad y el amor”, dijo.
Dijo que el Papa veía en Cristo la representación de estas características que derivaban en la promoción de la fe y la generosidad.
“Estos valores tenían que vivirse, más que decirse, más que convertirse en una ideología”, dijo.
¿Por qué renunció el Papa?
El sucesor de Juan Pablo II decidió abandonar su puesto. Esta resolución fue oficializada en febrero de 2013 ante el Vaticano. Esto lo convirtió en el primero titular de la Iglesia Católica que deja este cargo de manera voluntaria en más de seis siglos. No fue inédita esta situación, ya que en Clemente hizo lo mismo en el año 101, Ponciano II lo hizo en 235, Celestino V se sumó a la lista en 1294 y Benedicto IX también dejó esta responsabilidad durante el siglo XI.
Los motivos que Joseph Ratzinger (su nombre real) dio a los creyentes para dejar de encabezar a los clérigos y obispos fue que no tenía la fuerza suficiente para dirigir la fe a sus 86 años de edad. Pasó nueve años retirado, lejos de las polémicas que se dieron dentro de la religión y de cualquier preocupación.
Durante sus últimos días padeció una erupción cutánea facial que afectó el lado derecho de su rostro y le causaba varios dolores, según informó su secretario, el monseñor Georg Gänswein. Este mal no es mortal, así que el máximo funcionario de la iglesia murió por otras causas.