Enero parece ser un mes que nunca termina, lleva consigo una mezcla de sensaciones y circunstancias que explican esta percepción dilatada del tiempo. La psicóloga clínica Chloe Carmichael, en una entrevista con Yahoo Life, destacó que el contraste emocional que experimentamos tras las festividades de diciembre es lo que hace que este periodo se sienta eterno, ya que durante las fiestas hay mucha dopamina y experiencias agradables, las cuales se cortan de tajo tras la primer semana del año nuevo.
Luego de eso, nos enfrentamos a un “agotamiento químico“, una caída abrupta en nuestro bienestar emocional. Este cambio drástico, descrito por Carmichael, es muy fuerte, pues todo es reemplazado por una realidad más mundana y, a menudo, menos estimulante. Adicionalmente, las preocupaciones económicas que emergen tras los gastos decembrinos añaden una capa de estrés y ansiedad, intensificadas por el actual contexto de inflación.
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¿Por qué se siente que enero dura tanto?
Otro factor que incide en esta percepción de un enero interminable es la disminución de las horas de luz y las condiciones climáticas adversas, que limitan las oportunidades para encuentros sociales espontáneos y actividades al aire libre. Este ambiente sombrío, a menudo acompañado de mal tiempo, puede desencadenar el trastorno afectivo estacional, contribuyendo a una sensación general de desánimo.
Pauline Wallin, también psicóloga clínica, señala que el retorno a las rutinas cotidianas y menos estimulantes tras las vacaciones puede hacer que las personas se sientan deprimidas. Wallin explica que, generalmente, cuando estamos incómodos, aburridos o ansiosos, nuestra atención se centra en el malestar y en su duración, haciendo que el tiempo parezca transcurrir más lentamente.
Para algunas personas, enero dura muy poco
Carmichael menciona que, para algunas personas, este mes puede parecer fugaz, especialmente para aquellos que sienten la presión del tiempo al reflexionar sobre los objetivos no alcanzados en el año anterior. La llegada de enero, marcando el inicio de un nuevo año, puede intensificar la sensación de urgencia y la necesidad de evaluar logros pasados y planificar futuros.
Para aliviar estos sentimientos, Carmichael sugiere enfocarse en la salud, permitirse descansar más y planificar actividades placenteras, según recogió el diario The New York Post. No es necesario organizar eventos grandiosos; incluso una escapada sencilla o un momento de tranquilidad en un entorno natural puede ser beneficioso. El simple hecho de tener tiempo para asentarse, reflexionar y rejuvenecer puede marcar una gran diferencia en cómo percibimos el paso del tiempo.