Tras el asesinato de Fernando Villavicencio Ecuador se encuentra en estado de excepción desde la tarde de este jueves y durante 60 días, con la presencia de las Fuerzas Armadas y policías en las calles de su capital, Quito, así como en el resto del país andino, en donde se verán limitados algunos derechos fundamentales de los ciudadanos, mientras se indaga el asesinato del presidenciable Fernando Villavicencio, muerto ayer con tres disparos certeros en la cabeza cuando salía de un evento político en Quito.
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“Las Fuerzas Armadas a partir de este momento se movilizan en todo el territorio nacional para garantizar la seguridad de los ciudadanos, la tranquilidad del país y las elecciones libres y democráticas del 20 de agosto”, declaró el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, la tarde de ayer durante una transmisión por YouTube.
Lasso se había declarado momentos antes” indignado y consternado” por el asesinato del candidato presidencial, el más próximo a él de los 8 que compiten por la presidencia de Ecuador: “Mi solidaridad y mis condolencias con su esposa y sus hijas. Por su memoria y por su lucha,” escribió el mandatario en Twitter, mensaje en donde aseguró “que este crimen no va a quedar impune”.
Presidente de Ecuador pide apoyo al FBI y la agencia acepta
Guillermo Lasso informó la mañana de este jueves mediante su cuenta de Twitter que ha solicitado el apoyo del FBI para la investigación que se ha puesto en marcha en torno al asesinato del político ecuatoriano. “La Agencia Federal de Investigación e Inteligencia de EEUU aceptó nuestra petición y en las próximas horas una delegación llegará al país”, escribió el presidente en la red social.
El homicidio de Villavicencio se presentó en medio del contexto de violencia que enfrenta Ecuador en los últimos tiempos, donde incluso los enfrentamientos de grupos criminales dentro de las prisiones donde hubo 31 reclusos muertos, se ha reflejado en las calles. El asesinato de políticos en aquel país tiene un hecho reciente cuando en julio pasado fue asesinado el alcalde de ciudad de Manta, Agustín Intriago, todo vinculado a grupos de narco.
5 claves para entender la violencia del narco en Ecuador
1. El narco pelea plazas
En los últimos meses se ha incrementado la violencia por enfrentamientos armados del crimen organizado sobre todo en tres provincias que han sido señaladas por las autoridades como las principales plazas en disputa: Esmeraldas, Guayaquil y Manta. Los tres puntos son clave para el trasiego de drogas ilegales al ser los principales puertos de Ecuador.
Al respecto, la Policía Nacional de Ecuador indicó en un informe en julio citado por la BBC, que “la principal problemática del Ecuador en relación con la geopolítica del narcotráfico está dada por su ubicación territorial junto a Colombia y Perú, principales productores de cocaína en el mundo, así como por la debilidad en los controles integrados de frontera que facilitan el ingreso de droga que posteriormente es transportada a puntos estratégicos del perfil costero y Guayaquil”.
2. Hay violencia política
La muerte de Fernando Villavicencio se suma a la de otros políticos que fueron asesinados con el mismo modus operandi a través de sicarios que balearon a las víctimas. Antes del candidato presidencial, el alcalde Agustín Intriago, quien era uno de los políticos más populares del país, fue ejecutado a balazos.
En el ataque también murió Ariana Estefanía Chancay, una deportista que se acercó al funcionario para pedirle ayuda. Rinder Sánchez, candidato a diputado en la provincia de Esmeraldas, fue baleado cuando cuatro hombres supuestamente pretendieron robarle su auto y en febrero dos aspirantes a alcalde murieron en otros atentados.
3. La estrategia de la guerra contra el narco
La guerra contra los narcotraficantes es señalada por el actual gobierno federal encabezado por Guillermo Lasso, como una de las consecuencias debido a la poca inversión que administraciones pasadas destinaron en materia de seguridad pública.
Ante ello, el ministro Zapata se trazó como meta elevar el número de policías hasta los 82 mil para 2024, pero no todos los actores políticos están de acuerdo con la medida. “En Ecuador estamos viviendo una guerra contra las drogas (y tenemos un gobierno) que apunta a poner más policías y militares en las calles, pero que no hace nada por reducir el lavado de activos”, afirmó el analista Luis Carlos Córdova en entrevista para el medio citado.
“Hoy Ecuador está tomado por Jalisco Nueva Generación, el Cártel de Sinaloa y también la mafia albanesa. Es decir, queda claro para América Latina, lo mismo que en Colombia y en México, que no es posible que el narcotráfico se instale en una sociedad y la someta sin el contubernio y la connivencia delpoder político“, sentenció Villavicencio en entrevista para CNN en español.
4. Prisiones hacinadas
Los criminales no solo del narco, mantienen las prisiones a tope donde se concentran integrantes de grupos criminales que al ver a sus colegas dentro de las cárceles, comienzan a operar como si estuvieran en libertad, además de mantener el control de afuera desde el cautiverio.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) reclamó a las autoridades ecuatorianas que combatan el hacinamiento carcelario, por considerar que incentiva la violencia y el surgimiento de actividades ilícitas como la extorsión a presos por parte de bandas organizadas.
Hasta 2022, había 36 mil 599 personas encerradas en prisión, pese a que sólo tenían capacidad paraalbergar a 30 mil 169. Y cuatro centros presentaban un hacinamiento del 95 por ciento, denunció la CIDH en un informe.
5. Fernando Villavicencio declaró la guerra a la corrupción
Fernando Villavicencio tuvo una larga trayectoria política que trabajó de la mano con su formación periodística. En ambas plataformas denunciaba la corrupción. Hace dos años cuando logró un escaño en Asamblea Legislativa, el político fundamentó su idea bajo el lema “Es tiempo de valientes”.
Villavicencio se caracterizaba por denunciar y confrontar a funcionarios públicos y empresarios presuntamente vinculados con actos de corrupción, resaltó la agencia AP. El periodista aseguraba que Ecuador se había convertido en un “narcoestado”, por lo cual proponía garantizar la seguridad a través de las Fuerzas Armadas con apoyo de la policía quienes vigilarían las calles ecuatorianas, donde también enfrentaría a una “mafia política”.
