Manchester City va de mal en peor en la temporada. Desde el 30 de octubre ganó apenas un partido de los últimos 13 y este jueves, cuando parecía sacudirse el polvo y recuperarse, empató 1-1 con Everton en el Boxing Day. Pudo haber sido triunfo 2-1, pero Erling Haaland falló un penal clave en el inicio del complemento. Más bien se lo atajó Jordan Pickford con una desopilante táctica.
Como si fuese Emiliano “Dibu” Martínez, cuyo comportamiento hizo que las autoridades deportivas cambiaran las reglas para las ejecuciones, el arquero inglés se paró en la línea de meta y comenzó a hacerle gestos al delantero noruego. Abrió bien grande los ojos, frunció el ceño, sacó la lengua y se metió en su cabeza.
No le gritó nada, por lo que no fue apercibido por el árbitro, pero sus muecas lo desestabilizaron y dieron resultado: Haaland anunció su disparo, inclinó el cuerpo hacia la izquierda y Pickford solo tuvo que revolcarse hacia su poste derecho para ahogarle el grito de gol.
Además, el N°1 visitante también tenía pegado en su botella de agua un texto con cada uno de los pateadores y su respectiva eficacia. Sabía que Haaland iba a abrir su tiro y hacia allí se tiró.
Con este pálido empate, el equipo de Pep Guardiola profundizó su crisis: está séptimo con 28 puntos, 11 menos que el líder Liverpool, y afuera de la clasificación a las copas internacionales.
