Muy a menudo, la ficción toma prestados paisajes de la realidad para construir historias verosímiles que, aunque no hayan sucedido realmente, nos dejan esa sensación de que pudieron ser vividas por alguien.
Ese efecto fue el logrado por el escritor Gabriel García Márquez a lo largo de su vasta obra, pero en particular en Cien años de soledad, su novela más conocida y sobre la que Netflix lanzó recientemente la primera parte de una serie.
Entre los aromas de guayabas, el calor y las casas pintorescas, Aracataca, pueblo real ubicado en el norte de Colombia, sirvió de lienzo en el que el genial autor colombiano, ganador del Nobel de Literatura en 1982, desarrolló la historia de los Buendía.
De acuerdo con la plataforma de experiencias Civitatis, las reservaciones en la ciudad colombiana aumentaron un 15 por ciento desde el anuncio del rodaje de la serie, por lo que una visita a la cuna del genio literario debe estar en tu lista.
Un tren amarillo
Como muchas ciudades de la región, las plantaciones de frutas dieron una bonanza efímera a Aracataca. Por esta razón, la estación de trenes de la pequeña ciudad tuvo una importancia vital en su desarrollo.
La plataforma señala que, durante la década de 1920, un García Márquez en plena infancia pudo atestiguar cómo la llegada de las máquinas con sus bienes provenientes de otras partes de la geografía colombiana le llevaban vida a los habitantes de la región.
La casa que no estuvo allí
Aunque la Casa Museo de Gabriel García Márquez ocupa el espacio físico en el que los abuelos del escritor erigieron su domicilio, no se trata en sentido estricto de la casa del escritor, pues ésta fue demolida en 1970.
Sin embargo, gracias a los detalles que se conservan en el libro autobiográfico Vivir para contarla, las autoridades locales pudieron reconstruirla con mucha precisión, incluso con datos aportados por el autor. Hoy es un sitio imperdible en toda excursión a este hermoso pueblo.
Para la mujer más bella del mundo
Uno de los personajes más cautivadores en Cien años de soledad es el de Remedios la Bella, el cual está basado en una joven aracataquense que huyó con su enamorado pero, para evitar la vergüenza que significaba eso en la época, sus familiares decían que había subido al cielo como la Virgen María.
Esta historia fantástica ha inspirado una serie de edificaciones en el pueblo, tales como el Parque de Remedios la Bella y el Museo dedicado a ella misma, el cual se construyó inspirado por las vivas descripciones que el autor hizo de su casa en Cien años de soledad.
Secretos milenarios del Medio Oriente
Atraídos por el comercio que florecía en la región a principios del siglo XX, una nutrida colonia de personas originarias del Medio Oriente se asentó en la comarca a la que pertenece Aracataca.
Nombrados genéricamente como “turcos”, solían ser comerciantes que ofrecían toda clase de misteriosos artefactos y géneros, por lo que la Calle de los turcos era uno de los grandes atractivos de Macondo… y lo es aún más en Aracataca.